La Historia de la Educación Particular de Chile ha sido testigo de procesos de profundo dolor y significativos aprendizajes en la historia nacional. Cuando nuestra institución dialogaba con convicción frente a la escuela nacional unificada, desarrollándose con sus noveles 25 años, defendía ya la libertad de enseñanza, la autonomía y pluralidad de proyectos, debiendo asumir, sin lugar a dudas, de la mano de sus educadores formadores un rol protagónico ante el quiebre de la institución de gobierno enfrentando todo proceso radicalmente totalitario.
Con una experiencia marcada por la formación de quienes impulsaron nuestros proyectos, fuimos voz en tiempos sin voz, abriendo diálogos y generando desde las comunidades educativas un activo rol que propiciara el encuentro, la tolerancia, la protección y revelando un ambiente de paz y justicia en cada una de sus escuelas.
Hace 50 años FIDE debió madurar en las aulas y en cada determinación de las comunidades luchó por un reencuentro nacional. La inclusión ya era nuestra motivación, sin matices y sin colores políticos. Hemos vivido un camino que nos ha permitido madurar, asumir nuestros errores y debilidades y en medio de las crisis y los aciertos, hemos fortalecido la institución. En medio de un sostenible y resiliente crecimiento, al amparo de una Iglesia que nos forjó con diferentes carismas, de una Iglesia que se esperanzó y también sufrió.
FIDE se transformó en el rostro de una educación particular que logró contener, integrando y acogiendo.
FIDE a 50 años del proceso histórico que fuimos testigos y protagonistas y desde el mismo barrio cívico donde los dolores tuvieron su génesis, nuestra Federación hace un llamado al diálogo irrestricto, a dejar de asumir trincheras, a evitar la violencia como respuesta a la asimetría de poderes, a crecer en las diferencias, a cultivar la paz, a fomentar la justicia y a construir con el otro en respeto y sin doblegar al que piense distinto.
A nombre de la Mesa Directiva.
